25/8/12

la verdad como forma de violencia

Resultó que a partir de entonces todos los mayos nos volvía el espíritu de la revolución, pero estábamos desacostumbrados y se nos cayó la casa encima. Aunque también podríamos haber saltado por el precipicio. El mundo se movía a ritmo de batucada. Yo estaba fuera, de espaldas, poniéndole en bandeja la puñalada.
Aquel director de cine prefirió tirarse del puente a dejar que algún otro cuerpo extraño pusiese fin a sus latidos. Prefirió eludir el dolor. Como todo el mundo. Pero el dolor físico no es lo que más me hiere. Supongo que es porque fue lo primero que aprendí. Mis primeros recuerdos están llenos rodillas sangrando y llenas de costras, que me advertían de que sería así el resto de mi vida. El mundo te acostumbra a que casi todo escuece y a que siempre habrá cristales que quieran clavarse en tu piel, solo para ver de qué color es tu sangre.
Pero no estamos preparados y la culpa  la tienen  los psicólogos y esas cremas anti-durezas para los pies. Nos hacen débiles y no sirven absolutamente para nada.




Creo todo sería mucho más fácil si dejásemos al alma andar descalza.

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