V.

Una cruz
un amante, un sacrificio
escalones por doquier
y el atardecer más rojo
del mundo.

No saber
qué decir para que
sigas aquí
conmigo
y pienses
al menos pienses
que estuvo bien.

Que todo está bien.

Los tejados
se burlaron y la crítica no fue
de lo más alentadora

Los puñados
de besos que no nos damos
porque la inseguridad es más fuerte

o porque estamos convencidos

de que no
que no
que no
estamos hechos de lo mismo
de que no
que no
que no
giramos al mismo sentido
de que no
que no
que no
que tú no eres mi destino
que yo no soy tu destino


aunque me muera por verte.


Sigo andando
vuelvo a casa
se me encoge el corazón
pero sonrío
al recordar
que aún lo conservo.
Y me siento
y solo espero
tus palabras
las palabras que no llegarán
no llegarán

porque estás tan convencido



de que no
que no
que no
estamos hechos de lo mismo
de que no
que no
que no
giramos en el mismo sentido
de que no
que no
que no
que tú no eres mi destino
que yo no soy tu destino


aunque me muera por verte.




Aunque me muera por verte.

S%

Las madrugadas dan a elegir
entre el cansancio y la muerte

salvo cuando estás aquí.

Asustado
o en letargo
no extiende la mano el sentimiento
y las noches siguen siendo largas

pero hermosas.


Tirar colillas al río
y tiritar de vuelta a casa

y que esa sea nuestra rutina,


o saber que solo es verdad si queremos que lo sea

y queremos que lo sea.


Desconcierto
es tener que agradecerte que me volaras los sesos con balas de aire
en los diez segundos que dura el ralentí.

la verónica mitad

Me obstiné en volver y me olvidé de vivir.
Ya nunca saldré de esta cárcel de puertas giratorias
y voces en off que ladran destinos de humanos
sin humanidad
y hasta el mismo infierno

para que
al final
ni siquiera sepa
si la vida
va a
cruzarnos
o
a crucificarnos


Absurdamente libres
Absurdamente lejos


igual que la lluvia
cuando cae hacia arriba,
o gastarse una fortuna en claveles
para un cadáver


Algo
siempre
será
mejor
que
nada
(Por mucho que digan)


Sálvate tú

instigación

Era la revolución
y yo estaba con mi hermano tomando café
y hablando de Dios, como si eso sirviese para algo.

Luego  llegó Dylan
y  llamó a las puertas del cielo (por teléfono)
pero no vinieron
y me quise suicidar.

Y después,
supongo que después vino el ahora.

No sé por qué extraño motivo todavía no me ha dado nadie todas las hostias que me merezco.

Solo espero que no la vida no esté planeando sacudírmelas todas juntas.

Into my arms

Me gustaría tener ciertas verdades

válidas

aunque solo sea dentro de estas cuatro paredes.

Y sentirme un poco más feliz

o un poco menos desgraciada.

Si tengo lo que quiero

y lo que quiero me hace bien

¿por qué

mi cuerpo

llora?

Porque realmente no lo quiero

o no lo tengo

o, quizá, no me hace bien.

Ahora sí,

ahora no.

Hace calor.

Probemos a acampar al raso.