Las madrugadas dan a elegir
entre el cansancio y la muerte
salvo cuando estás aquí.
Asustado
o en letargo
no extiende la mano el sentimiento
y las noches siguen siendo largas
pero hermosas.
Tirar colillas al río
y tiritar de vuelta a casa
y que esa sea nuestra rutina,
o saber que solo es verdad si queremos que lo sea
y queremos que lo sea.
Desconcierto
es tener que agradecerte que me volaras los sesos con balas de aire
en los diez segundos que dura el ralentí.
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