26/5/13

me estoy volviendo cuerda

cómo voy a ser valiente
si solo

me destroza


saber
cuánto aire

cuánto
estará esperando


enamorado


para regodearse en tus alveolos
y cuánto
quedará fuera

tan marchito
como todo
lo que no tocas






hasta el aire







cómo no voy a quererte yo




si hasta el aire

19/5/13

little boxes

Bueno, sí, reconozco que podría haberlo hecho mejor. Podría, incluso, haberlo hecho bien, pero ¿quién piensa en hacerlo bien cuando te traes el mundo entre manos? Tan achatadito. Tan inmejorable. Ahora está todo lleno de huellas dactilares y preferís estar dentro. Demasiada holgura para tan poca euforia. Acojona, ¿eh? Además, ¿adónde ibais a ir? Todo está manoseado, y os conozco. Os he oído miles de veces esa patraña de la libertad y no sé qué. Pseudoesquizofrenia de bote. Como si no lo hubierais preparado...Nadie realmente loco se pararía para buscar el camino. El camino se encuentra en marcha. En el camino. Aunque quizá vosotros seáis de esos pardillos que van por ahí con un mapa en la mano y miran a todos lados y preguntan por su mierda de dirección al primero que pasa. Como si alguien tuviera la respuesta. Alguien realmente loco no pregunta, ni lleva mapas. No lo hace, porque no le da miedo perderse. ¿Qué hay mejor que perderse? Y merodear y merodear. Y encontrar calles enrolladas que recorrer descalzo. Puedo leer en braille una calle entera con las plantas de los pies. Las calles siempre tienen historias que contar, pero la mayoría de la gente lleva zapatos, unos zapatos horribles, y no se enteran de nada. Así están todos, enfermos de los nervios y queriendo que les ocurra algo, aunque sea malo. Ese año no pasó casi nada. Para que luego digan que el tiempo no es relativo. Fue un suspiro de vacío, y sin embargo todo el mundo hablaba como si el centro del Universo estuviera en su ombligo y su vida fuera un thriller de lo más interesante. Menuda mierda. Yo me aburrí como una ostra. Al principio me resultaba divertido, pero me cansé de tanto muermo a-pasionado. Me hacía mucha gracia lo del corazón. Ya sabes, lo del corazón roto. Hay gente que piensa que le han roto el corazón y ni siquiera sabe en que lado del pecho lo tiene. Hay gente que se cree lo más y solo piensa en gilipolleces como su corazón, y el amor, y esas tonterías. Que me hable del amor quien haya perdido nueve de diez dedos y todavía intente aferrarse a algo. Quien se casara en Las Vegas hace cuarenta años con la chica que desvirgó la noche anterior. La chica de su vida. Quien se haya bañado en todos los océanos del mundo con una sola piel en la memoria. Que me hable de amor quien se la juegue. Tú cállate. Y Aristóteles también. Que se calle. No tenía ni idea, y hablaba de su jodida refrigeración como si fuera incuestionable. Y aún seguís babeando con sus divagaciones. Oídme bien, creo mil veces más en Johnny Cash que en Aristóteles. Y quien no esté de acuerdo que venga aquí y me pegue un tiro. Nadie realmente loco se lo pensaría dos veces. Pero, seamos realistas; vuestra enajenación va por otro lado. Melodramatismo barato, del de sobremesa. Pasarse la vida entre el racord y las pistolas de juguete. Venga, por fa.